La duda como beneficio

La duda como beneficio. Artículo sobre la elección de Donald Trump en 2024. Por: Luis De San Martín

Si la izquierda global llora tanto algo de bueno tendrá Donald Trump aunque a mí me cueste verlo. La gran república americana está diseñada para resistir los impulsos autoritarios de cualquier líder, sus instituciones funcionan, sus contrapesos son efectivos, pese a la arrolladora victoria del líder republicano y al alarmismo hiperventilado del progresismo mediático. Los jueces son independientes, la prensa libre y los ciudadanos exigentes, nada de eso va a cambiar con la nueva administración. Lo que va a cambiar para bien es el fin del delirio woke, su censura ridícula, su ideologización extrema, su intervencionismo compulsivo en la vida de los ciudadanos.

Lo peor que veo en este nuevo ícono pop americano es su aislacionismo dogmático, su falta de compromiso con la democracia en el mundo, su debilidad con los déspotas y su disposición a dejar hacer a quienes desprecian los valores de la primera democracia del mundo. Si la paz que dice traer significa abandonar a Ucrania a su suerte para favorecer los intereses expansionistas de un criminal como Vladimir Putin, el mensaje a todos los pueblos que luchan por su libertad será devastador: EEUU será oficialmente un gigante castrado, ideal para tiranuelos del estilo de Maduro, Ortega y Díaz Canel.

Otro aspecto negativo es el ambiente hostil que se impondrá a millones de inmigrantes en EEUU, gente en su inmensa mayoría trabajadora y honesta que busca sus sueños de la manera que soñaron los padres fundadores de esa nación: viviendo y dejando vivir bajo el amparo de la ley. No veo la razón por la que gente que no molesta a nadie y que está plenamente integrada tenga que vivir con la espalda de Damocles de la deportación sobre sus cabezas, especialmente cuando su trabajo contribuye a la grandeza que dice querer reinstaurar el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Con Donald Trump la democracia en EEUU no corre ningún riesgo, pero la democracia en el mundo probablemente sí, porque ese «pragmatismo empresarial» que le atribuyen sus seguidores como máxima virtud, podría ser la excusa perfecta para abandonar a naciones enteras a manos de dictadores sanguinarios a cambio de «buenos negocios» hechos pisoteando los derechos y libertades de millones de seres humanos.

En definitiva, Donald Trump tiene una fecha de entrada y otra de salida, ningún dictador tiene claro el día en que se irá a su casa, dejen de exagerar. Así que, será un buen o mal presidente, dictador jamás.

Por: Luis De San Martín @luiseduardodesanmartin

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