Tribunal Supremo chavista convalida el fraude electoral de Maduro y confirma el golpe de Estado a la soberanía popular

Como era de esperarse, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), presidido por la militante chavista Caryslia Rodríguez, decidió convalidar el anuncio del Consejo Nacional Electoral (CNE) de la victoria de Nicolás Maduro en las pasadas elecciones presidenciales celebradas en Venezuela en pasado 28 de julio.

Unos comicios en los que las fuerzas opositoras, en poco más de 72 horas, consignaron y publicaron en Internet más de 25 mil actas oficiales recabadas por sus testigos electorales distribuidos a lo largo y ancho del territorio, específicamente el 83,5% del total, que ratificaron la contundente victoria del exdiplomático Edmundo Gonzáles Urrutia con una diferencia de cuatro millones de votos.

María Corina Machado, líder opositora inhabilitada ilegalmente por el régimen chavista para participar directamente en la contienda y en cuyos hombros ha recaído la tarea de aglutinar, organizar y ejecutar las estrategias que han permito a los partidos opositores presentar pruebas documentales de lo ocurrido en las mesas electorales, horas antes del fallo escribió en la red social X (antes denominadas Twitter) un desafiante: “TSJ: échenle bolas”, coloquialismo venezolano que insta a “atreverse a hacer algo”, mientras adicionalmente destacaba la publicación hecha por la Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que alertaba de la falta de “independencia e imparcialidad del TSJ y el CNE y su desempeño dentro la maquinaria represiva del Estado”.

Por su parte, el candidato opositor Edmundo González Urrutia escribió en X al conocer el fallo del máximo tribunal que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”, razón por la cual, considera la sentencia como “nula”.

Estas reacciones se suman a la de personalidades y gobiernos democráticos de la región entre las que destaca la contundencia y rapidez del presidente izquierdista de Chile, Gabriel Bóric, que al enterarse de la noticia anunció que no reconocería la victoria de Maduro y que “no hay duda de que estamos ante una dictadura que falsea elecciones, reprime al que piensa distinto y es indiferente ante el exilio más grande del mundo, solo comparable con el de Siria producto de una guerra”.

Con esta decisión, el gobierno de Nicolás Maduro ha decidió despreciar las solicitudes formales de los principales gobiernos democráticos del mundo, con EEUU y la UE a la cabeza, que le exigían la publicación urgente de las pruebas documentales de su supuesta victoria el 28J de conformidad con la legislación electoral venezolana y como tradicionalmente había hecho en comicios anteriores. A partir de este momento se comenzarán a dar reacciones que muy probablemente empujen a Maduro y a los suyos a atrincherarse en el poder a la espera de que el mundo se canse del clamor de democracia y libertad que los venezolanos hicieron el pasado 28J y que de no ser atendido amenaza con otra ola migratoria de proporciones bíblicas en la región.

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